jueves, 13 de diciembre de 2018

La complejidad de lo sencillo

¡Cuántas veces he oído aquello: Si en Infantil no hacéis nada más que jugar con plastilina!
Pues sí, es cierto, le damos mucha importancia a que los peques jueguen con plastilina, con coches, con maderas, con muñecas...

Da igual el juguete, lo importante es que jueguen.

Lo que me entristece es que sean los propios compañeros de profesión quienes tengan las miras tan cortas y no se den cuenta de todo el trabajo que estamos haciendo.
Carmen Díez Navarro, reconocida maestra y autora de numerosos libros, denomina a la Educación Infantil "El piso de abajo de la escuela". Y no puedo estar más de acuerdo con ella. Es en el piso de abajo donde se encuentran los cimientos que sostendrán al edificio entero... Es en el piso de abajo donde hay que asentar unas bases robustas para un futuro seguro y fructífero.
Estamos cansados de escuchar aquello de que el cerebro es un músculo que hay que entrenar, pero no lo tomamos al pie de la letra. 
Si queremos correr una maratón, entrenamos antes durante un largo período de tiempo, primero vamos participando en carreras menores, hasta enfrentarnos al gran reto. 
Igualmente, si queremos que el niño empiece a leer o a escribir, antes ha de desarrollar una serie de destrezas que van desde el trabajo grafomotriz hasta el desarrollo de los procesos mentales que le han de ayudar a descifrar el código escrito.
En este sentido, muchas veces las maestras de infantil nos sentimos desamparadas ante la administración, las editoriales e incluso los propios compañeros o superiores. Cuesta mucho hacer entender a los demás que igual que no obligas a un bebé de tres meses a caminar, tampoco puedes pretender que sea capaz de leer antes de que su cerebro esté preparado.

Por suerte, cada vez son más las voces que se pronuncian sobre este tema, con el respaldo de la neurociencia.

Aun así, todavía nos queda camino por recorrer.
Al hilo de todo esto viene el título del post. Aunque parezca que en infantil sólo jugamos con plastilina, doblamos y rasgamos papelitos, picamos o estampamos, hay que saber mirar bien para darse cuenta de la complejidad de los aprendizajes que se dan con esas actividades.
Al experimentar con todos esos materiales, el niño está aprendiendo conceptos:
  • Relacionados con su cuerpo (motricidad, agilidad, sensaciones, olores...)
  • Relacionados con su conocimiento (imaginación, propiedades de los objetos, composiciones, simbolismo...)
  • Relacionados con los objetos (elasticidad, textura, permanencia, similitudes, clasificación...)
Y lo mismo ocurre cuando pintan con las manos o con pinceles, cuando juegan con muñecas, o cuando hacen cualquier otra actividad manual.

Imagen:Renée MB

El niño que juega libre, explorando su entorno, genera conexiones neuronales que serán las que formarán la base para sus aprendizajes posteriores.

Por tanto, un niño que juega en la arena, disfruta manchándose de barro, o dice que en el cole sólo ha jugado con los coches, en realidad está desarrollando su mente. 

Así que... ¡Dejad que los niños jueguen!

¡Feliz semana!

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