El empoderamiento, esa palabra con tanto
PODER
Me da mucha pena cuando oigo o leo algo sobre este tema. Me parece que el
empoderamiento de la mujer y todo lo que lo rodea está haciendo estragos. Y no
es que esté en contra, ni mucho menos.
Me considero una feminista declarada, defensora de mis derechos como cualquier otra.
Me considero una feminista declarada, defensora de mis derechos como cualquier otra.
Pero aquí voy a tratar otro asunto, relacionado con éste, y con el mundo de
los niños.
Desde que tengo memoria, he ido al cine a ver los estrenos Disney. De hecho,
incluso de adulta sigo disfrutando de ellos, y ahora que tengo a los renacuajos
estoy volviendo a rememorar los antiguos.
Mucho se ha hablado del machismo de
estas películas, del mensaje (denigrante hacia las mujeres) difundido por las
princesas, etc.
En este punto debemos tratar 2 cuestiones:
1.
La
visión de los cuentos infantiles que nos ha proporcionado esta
factoría.
2. El rol
de las princesas en nuestra memoria colectiva a lo largo de la historia de la
humanidad.
Los cuentos de la firma Disney
Walt Disney empezó adaptando para la gran pantalla
antiguos cuentos de tradición oral. En este sentido, debemos juzgarlos como lo que son: cuentos que han llegado hasta nuestros
días a través de generaciones y generaciones de narración oral. Otra cosa es la
adaptación que se hace en las películas. Durante los últimos años, ha ido evolucionando
hacia la creación de historias propias, con personajes más cercanos al
espectador.
En la carrera de Magisterio estudié la
literatura infantil. Allí tuve la suerte de poder desentrañar el sentido y la razón de ser de
toda esta tradición oral. Según el psicólogo Bruno Bettelheim, autor del
libro Psicoanálisis de los cuentos de hadas, en el imaginario
popular, todos los personajes de un cuento encarnan las
distintas facetas de la personalidad de una misma persona, en este caso de la que
lo lee o lo escucha, así como del que lo cuenta. Es decir, en ellos encontramos el miedo, la culpa, el valor, la envidia, el padre, la
madre...
En cada narración encontramos un protagonista que se tropieza con un problema y debe resolverlo, con o sin ayuda. En la mayoría de los casos encontramos reflejado el paso de la niñez a la edad adulta, es decir, el proceso por el que el protagonista deja de vivir en un mundo de juegos para enfrentarse a la vida de los mayores. Principalmente, los cuentos de hadas y los mitos personifican e ilustran conflictos internos. Pero además, de una manera sutil, sugieren posibles modos de solucionarlos.
En cada narración encontramos un protagonista que se tropieza con un problema y debe resolverlo, con o sin ayuda. En la mayoría de los casos encontramos reflejado el paso de la niñez a la edad adulta, es decir, el proceso por el que el protagonista deja de vivir en un mundo de juegos para enfrentarse a la vida de los mayores. Principalmente, los cuentos de hadas y los mitos personifican e ilustran conflictos internos. Pero además, de una manera sutil, sugieren posibles modos de solucionarlos.
Imagen y montaje: Spark Post
Texto: ReneeMB
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Por tanto, los niños necesitan escuchar y leer cuentos, porque les ayudan a
comprender sus estados anímicos y les enseñan a buscar la manera de solucionar
sus problemas.
Lo mismo nos ocurre a los mayores, de ahí el triunfo
aplastante de todas las plataformas de cine y series a la carta, como Netflix,
Hbo, Prime, etc. Aquí también encontramos infinidad de ejemplos donde se
denigra a las mujeres y nadie pone el grito en el cielo, porque "están
contando una historia" (véase, La que se avecina, Juego de tronos, El
cuento de la criada, Westworld, Outlander...).
El papel de las princesas en los cuentos
Con respecto a las princesas, habría que analizar en profundidad cada caso antes de
hablar. En mi opinión personal, creo que precisamente son un gran ejemplo de empoderamiento (mira que no me gusta esa palabra, por
lo gastada que está últimamente). Y si no que me demuestren lo contrario.
Yo veo mujeres que a pesar de tener unas vidas más o menos ordenadas o
desgraciadas, todas luchan por perseguir sus sueños y labrarse su
destino.
Blancanieves lucha por sobrevivir a una asesina (la madrastra que es una bruja); Cenicienta
engaña a su carcelera (la madrastra) y a las que la torturan continuamente (las
hermanastras) para ir a una fiesta que no le está permitida; Ariel, la
sirenita, desafía incluso las leyes de la naturaleza para conocer al hombre al
que ha salvado la vida (ella, sí, es ella la que lo salva y no al revés); ya no
hablamos de Pocahontas o de Mérida (protagonista de Brave)...
Mujeres luchadoras y poderosas de mi
vida
Por otra parte, pertenezco a una generación de mujeres que ha
crecido con estas mismas princesas, y sin embargo son pocas las que conozco que sigan esperando al príncipe azul. La mayoría de las
mujeres que conozco de mi entorno (familiares, amigas, compañeras de trabajo o
simplemente conocidas) son mujeres luchadoras, emprendedoras
que se han labrado su propio camino.
Con este panorama... ¿de verdad se puede seguir pensando que ha sido mala
la influencia de las princesas en nuestro pensamiento colectivo?
Por todas ellas, y sobre todo por mí misma y por mi hija, quiero hacer
justicia a todas las princesas del mundo con este post. Nosotros les seguiremos contando historias de princesas a nuestros
pequeñajos... y de científicas, de pintoras, de osos, de caballos, de
príncipes, de piratas...y cualquier otro material literario q merezca la pena.
Como una mención especial, este artículo es un homenaje a mi abuela Renée, que desgraciadamente ya no está con
nosotros. Luchadora donde las haya, aunque no
salga en ningún libro de historia feminista.
A ella también le gustaban las historias...
¡Feliz semana! ¡Y feliz DÍA DE
LA MUJER!
Eres una prinçesa encantadora
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras, y encantada de que te haya gustado.
EliminarUn saludo.
Hablar de princesas y creer que siempre esperan que las salven, es algo que va unido en la creencia popular. Me molesta mucho que ahora esté de moda el no querer que nuestras hijas sean princesas, que no se les cuenten cuentos fantásticos de dragones, de meterles en la cabeza que no existe el príncipe azul... Mis hijas son y serán siempre mis princesas, las que se merecen todo el amor la gracia y la bondad que les puedan regalar, que encuentren a su príncipe azul... Eso no quita que aprendan a luchar con dragones, a vencer a los malos y a rescatarse ellas mismas. Y tú abuela no fue sólo una gran señora, fue una auténtica princesa guerrera!!!
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo. Todas somos princesas guerreras.
EliminarMuchas gracias por pasarte por aquí...
Un abrazo.😉
Con principe o sin principe, nos tenemos a nosotras mismas.
EliminarTe quiero, prima. 😘
Y yo a ti!!! Tú si eres una auténtica guerrera!!! Eres el ejemplo de constancia y esfuerzo que siempre les pongo a mis hijos. Te admiro un mundo
EliminarTotalmente de acuerdo con el final del post,yo aun no soy madre pero por supuesto que el día que lo sea le pondré esas películas Disney que tuve la suerte de ver en mi infancia porque sinceramente valían mas la pena que los dibujitos de hoy en día,no tienen nada de malo esas historias porque como bien dices no tenemos porque hacer lo mismo que leemos,vemos o escuchamos de las princesas pues no vivimos en la ficción si no en la cruda realidad ...¡Buen post!
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarMuchas gracias, Chica del montón, por pasarte por aquí y por tu comentario.
EliminarTambién he visitado tu blog y me gusta mucho. Enhorabuena!
Un saludo.
Esclarecedor por lo atinado. Gracias por recomendarme tu entrada.
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado.
EliminarUn saludo