Hola, superpapis y supermamis!!
Estamos de vuelta, después de estos meses taaaan largos.
En primer lugar, queremos pedir disculpas por haber estado ausentes durante todo este tiempo. Quería escribir, pero una única frase cruzaba por delante de mis ojos a todas horas:
"Tienes la mente secuestrada".
Han sido unos meses difíciles, aunque lo hemos disfrutado y
agradecido al mismo tiempo.
Si ya es complicada la conciliación familiar habitual, el
teletrabajo sin un espacio adecuado y con los peques en casa, ni os cuento. Aun
así, hemos tenido la enorme suerte de poder pasar todo el confinamiento los cuatro
juntos jugando, riendo, contando cuentos, bailando, etc.
Me ha costado mucho volver a ponerme delante del teclado. No sabía
ni por dónde empezar. Hay tantas cosas que tratar y sobre las que debatir tanto...
Hemos estado reflexionando largo y tendido sobre todo lo que está pasando.
Vamos por puntos.
1. La labor de los sanitarios
2. La actuación del Gobierno
3. La familia en la distancia y en la cercanía
4. El trabajo, o la falta de él
5. La situación de la educación
6. Todo lo que se queda en el tintero
1.La labor de los sanitarios
Alguien dijo en algún momento: “No entiendo que se les aplauda, al
fin y al cabo, están haciendo su trabajo”.
Bueno, ya, sí, su trabajo. Lo que pasa es que estaban (y siguen) haciendo
su trabajo en unas condiciones precarias, con escaso material, y más escaso
personal aún. Arriesgando su vida y la de sus familias para salvar la vida de
otras personas totalmente desconocidas.
Son FUNCIONARIOS, palabra que en España tiene muy mala fama
gracias a unos pocos, y cuyas consecuencias sufrimos todos los demás, hagamos
lo que hagamos. Pero ésa es una cuestión para otro artículo.
Lo que vengo a decir es que, a todos los trabajadores, tanto
sanitarios como personal de las fuerzas de seguridad, se les debería reconocer
todo el esfuerzo realizado, no sólo en el ámbito laboral, sino personal, que ha
sido un esfuerzo titánico. Conozco gente que ha vivido separada de sus hijos
pequeños para no contagiarles durante todo este tiempo. Y han ido a trabajar
todos los días puntualmente, a pesar de que los funcionarios tienen mucha
facilidad para cogerse bajas médicas por cualquier cosa (o eso es lo que se dice por ahí, que
me consta que los hay, también, pero no todos son iguales).
Imagen: Annalise Batista en Pixabay |
Lo triste de todo esto es que el único reconocimiento que van a tener es
ése, nuestros aplausos de las 20:00h en los balcones, los cuales, curiosamente terminaron en el momento en que
la gente empezó a poder salir a la calle.
Y como eso no es suficiente, tenemos que ver todos los días en las
Redes Sociales recordatorios de que por favor sigamos las normas de higiene y
prevención establecidas. Todo ello debido a que desde el momento en que se abrieron
los bares fue como si hubieran abierto la veda.
Por favor, haced caso a los que han estado
en 1ª fila, y han visto en directo lo que ha ocurrido.
Imagen: Annalise Batista en Pixabay |
No es suficiente información conocer las cifras de contagiados que
nos reportan cada día. Eso sólo se queda en nuestra retina como un conjunto de
números con poco o ningún significado.
Hemos de recordar que detrás de cada número
hay una familia que ha sufrido pérdidas muy dolorosas.
2.La actuación del Gobierno
No voy a entrar en opiniones de si un partido es mejor o peor que
el otro…
Entiendo que nuestro gobierno actual se ha visto desbordado, por
negarse a paralizar el país tan de repente. Sin embargo, al final no tuvieron
más remedio. Ahora, y desde el inicio de esta situación, me da la sensación de
que van improvisando sobre la marcha, porque ni siquiera ellos tienen idea de
lo que puede ocurrir en un momento determinado.
Están funcionando a partir del método científico más básico, el
método de ENSAYO-ERROR, y a ver qué nos sale.
Reconozco que es una posición muy
complicada, y que nadie querría estar en su lugar.
Tampoco creo
que si estuvieran otros lo hubieran hecho mejor.
Lo
único que puedo afirmar con seguridad es que tienen la suerte de gobernar un
país como España. Con todos nuestros defectos, somos un país de currantes y
optimistas, que sacamos cualquier cosa adelante, como sea.
Aunque en todas las batallas hay vencidos y caídos. La nuestra no
iba a ser diferente.
Con todo, creo que podían y aún están a tiempo de hacer mucho más
(nuestros gobernantes). Y no me refiero a ir dando paguitas por aquí y por allá.
De ésas ya estaban dando muchas. No.
Me refiero a traducir esas paguitas
en empleos de limpieza, cuidado, vigilancia, información, etc. Que pudieran
devolver la dignidad a tantas y tantas personas que se han visto y se van a ver
sin nada.
También sería muy loable que se contemplaran una serie de RECORTES en las ALTAS
ESFERAS, sobre todo de títulos y pagas extra que no son para nada necesarias, y
sí muy útiles para evitar seguir ahogando a los de siempre.
Pero esto ya es una petición para la Virgen de Lourdes.
Estos señores y estas señoras ya están muy ocupados ganándose el
sueldo a base de insultarse y discutir entre ellos.
Como dice un proverbio hindú:
“Cuando los ELEFANTES luchan, la que sufre es la
HIERBA”.
Cada vez me siento más una brizna de
hierbita.
Menos mal que este concepto guarda una
connotación más positiva en el mundo del Autismo, gracias a
Anabel Cornago y su página “El sonido de la hierba al crecer”.
Pero estoy cansada de que me pisen.
Prefiero ser la hierba
que crece libre y fuerte, y que se dobla hacia donde quiere. (“¡Resistiré!”)
3.La familia en la distancia y en la cercanía
La familia, esa institución central en nuestras vidas, también ha
dado un giro astronómico. Lo que creíamos que era el núcleo irrompible de
nuestro universo, se ha visto mermado como nunca, en nuestra generación. Dábamos por hecho que tenemos a nuestros seres
queridos a un tiro de piedra, y a nuestra disposición para lo que necesitemos.
Padres, hermanos, primos, tíos, amigos, etc.
Pues no, esta pandemia nos ha enseñado que nada es seguro, y nadie
está nunca lo suficientemente cerca. Pero al mismo tiempo, hemos aprendido a
burlar esa lejanía. Las grandes empresas tecnológicas tienen mucho que decir a
este respecto. Se han lucrado, sí, pero no nos ha dolido, porque por sentir
cerca a los nuestros, aceptamos lo que sea. Dentro de nuestras posibilidades,
claro.
No hay mal que por bien no venga, como dice el refrán, y desde
luego hemos sacado aprendizaje de todo esto. Hemos aprendido a valorar más a la gente que nos quiere, a disfrutar esos
momentos de reunión, conversaciones, complicidades, risas y afectos.
Pero sobre todo hemos aprendido a cuidarlos y protegerlos, extremando las
precauciones, o reduciendo nuestra vida social.
Por ellos, por nosotros y por todos.
AHORA YA PODEMOS DECIR EN VOZ ALTA AQUELLO DE QUE ESTAMOS TODOS
CONECTADOS, QUE VIVIMOS EN UN MUNDO GLOBAL.
Imagen: Cromaconceptovisual en Pixabay
4. El trabajo, o la
falta de él
Mucho se ha dicho en los medios de comunicación. Continuamente
estamos escuchando testimonios de gente que se ha quedado sin trabajo porque su
empresa tuvo que hacer un ERTE, y autónomos que han tenido que cerrar sus
negocios durante 3 interminables meses. Con todo lo que eso supone.
Como siempre en estos casos, los de arriba se llenan la boca y se
dan palmaditas en la espalda por todas las ayudas que han concedido. Como si
nos hicieran un favor, cuando en realidad están devolviendo lo que previamente
les hemos pagado a través de impuestos, retenciones y demás.
Pues sí, es cierto, ha habido gente que ha recibido esas ayudas
inmediatamente. Pero también es cierto que ha habido (y todavía hay) gente que
no han recibido absolutamente nada. Algunos han tenido que tirar de ahorros,
pero la gran mayoría han tenido que recurrir a gente de su entorno o incluso a
los servicios de caridad.
Estos últimos se han visto desbordados, por cierto. Y lo siguen estando.
Como todo en esta vida, los dos extremos han tenido su parte
positiva y su parte negativa.
Por lo que se refiere a los que se han quedado sin trabajo, han
podido echar el freno, y convivir plenamente con los suyos. Aunque
como ya he dicho, la merma de los ingresos ha ocasionado distintos niveles de
carencias y ansiedades.
En cuanto a los que han seguido trabajando desde casa (como es mi caso), han tenido que ponerse al día en el uso de las Tecnologías (tuvieras el nivel que tuvieras) para poder seguir la marcha que se llevaba en la empresa. Esto en algunos casos ha significado un aumento en las horas dedicadas al trabajo. Con la complicación añadida de tener a los hijos en casa, lo que podía ser más o menos difícil, dependiendo de los espacios disponibles. La ventaja: el ritmo y los descansos los marcaba cada uno.
Imagen: Anastasia Shuraeva en Pexels |
Al final, creo que hemos salvado la situación como buenamente
hemos podido, que ya es mucho.
5. La situación de
la educación
Con la vuelta al cole delante de
nuestras narices, no puedo sino sentir lo mismo que la mayoría de mis
compañeros y compañeras. Una enorme preocupación por lo que pueda llegar a
ocurrir.
Aquí sí que puedo decir con pleno
conocimiento de causa, que han delegado toda la responsabilidad bajo las manos
de los equipos de dirección de los propios centros. Sí, desde las Autonomías se
han elaborado documentos con directrices generales, pero sólo son eso,
directrices generales, que no responden a muchas de las dudas que surgen sobre
las distintas situaciones que nos podemos encontrar en el día a día de un
colegio.
Y en los últimos días parece que se
han ido sumando los padres y madres a estas protestas desde distintos puntos.
Son unos cuantos los que dicen que no
piensan llevar a sus hijos al colegio en septiembre, porque se niegan a que
sean los conejillos de indias, o porque tienen familiares enfermos a los que
cuidar y no quieren correr riesgos. Totalmente comprensible.
Mientras tanto, la mayoría de los
centros se han tenido que preparar a la carrera durante el mes de julio, a
pesar de que todas las medidas de seguridad se podían haber empezado a plantear
desde abril, que ya estábamos confinados. Pero como ya he dicho anteriormente,
parece que nuestro gobierno sólo se ha conducido a través de movimientos de
ENSAYO-ERROR, y esperamos a ver qué pasa.
No tiene sentido que los servicios de la
Administración (Hacienda, el Servef, la visita del médico) no atiendan en
persona, sino por teléfono o vía telemática (teniendo en cuenta que atienden a
una o dos personas máximo por turno), y sin embargo nos veamos en el colegio
con grupos de hasta 25 niños, en espacios que no permiten la distancia social
de 1.5 metros de ninguna manera posible. Podría contaros cómo se desarrolla una
jornada en una clase de Educación Infantil o Educación Primaria, pero ya hay
muchos compañeros y compañeras dando ejemplos muy esclarecedores de cómo puede
llegar a ser este despropósito.
Ha habido demasiadas voces en este país lamentando que los niños y los
adolescentes son los grandes olvidados de este sistema. ¿Será porque ellos no
votan?
¿Hasta cuándo van a seguir así? ¿Y cuánto tiempo más vamos a permitirlo?
Parece que hay mucho miedo a la hora de
dejarles hablar y de escuchar lo que tienen que decir, sin embargo, habría que
fijarse más en las propuestas como las de Francesco Tonucci y sus Ciudades de
los niños.
Si se hacen las cosas bien desde un principio, y
se les explica todo con claridad, de verdad que los niños y niñas cumplen con
las normas. De hecho son los que mejor han llevado el confinamiento. Mejor
incluso que muchos adultos.
Es una
pena, porque son nuestro futuro, y esto es lo que van a heredar: una pandemia
muy mal gestionada, con unos costes altísimos.
6.Todo lo que se
queda en el tintero
Con todas estas reflexiones, muchas cosas quedan en el tintero, de
las que podríamos seguir hablando durante meses. Aquí doy unas breves
pinceladas, pero no ahondaré mucho más.
Mucho se ha hablado de lo real o irreal de esta pandemia, de si ha
sido un bulo o no, si una invención de los gobiernos, si ha sido creada o
encontrada, etc. En fin.
Aquí quiero distinguir dos cosas.
Por un lado, lo que ha sido la enfermedad en sí, y por otro la
actuación que han llevado a cabo los gobiernos.
Personalmente, no me cabe duda de que la enfermedad es real, y que
tiene secuelas y consecuencias que pueden ser desastrosas para el que la
contrae.
Por otra parte, sí es cierto que da que pensar en lo bien que les
ha venido a los gobiernos esta situación para tener a toda la población
controlada.
Pero deben recordar que esto es una pirámide, y nosotros estamos en
la base, si la base se hunde, los de arriba se precipitan al vacío. Por tanto, es
imprescindible un gobierno que cuide a la población. A toda sin distinciones,
principalmente a los trabajadores y trabajadoras que mantienen el país en pie
pagando sus impuestos.
Y prefiero no hablar sobre todas
las veces que nos han mentido, sin ningún tipo de complejos.
Otra cuestión que se me queda en el tintero es la cantidad de
gente (conocida o no) que se ha volcado en las redes sociales, ofreciendo su
trabajo o sus conocimientos de manera altruista.
Por un lado, del mundo de la cultura, hemos tenido series (nos hemos
reído muchísimo con Eugeni Alemany), conciertos (me hubiera gustado ver los
directos de algunos grupos españoles, pero lo que más me han llegado han sido
las bandas valencianas, interpretando nuestra música fallera), monólogos, etc.
Por otro lado, del mundo de la educación y la psicología nos han
llegado webinars gratuitas, cursos a mitad de precio… Necesito varias vidas
para poder asistir a todo. Sobre todo, han sido de gran ayuda los consejos de
Álvaro Bilbao, autor de varios libros, entre ellos El cerebro del niño explicado
a los padres, y de Lucía Galán, autora del blog Lucía mi pediatra y de libros
como Eres una madre maravillosa.
Si os interesa, aquí os dejo los enlaces a sus páginas web.
Me ha dado un poco de envidia ver cómo otras personas contaban en
las redes sociales su confinamiento, leyendo libros sin cesar, o haciéndose
maratones enteras de sus series favoritas. Pero ha sido una envidia sana,
porque en realidad mi tiempo con los peques y con Superpapi ha sido un regalo
muy grande. Ya retomaré mis lecturas cuando sea posible. Ahora es momento de vivir
otras cosas.
Y volviendo a la pandemia…
En realidad, todo esto, todo el desarrollo de este año 2020 ha
sido un continuo encadenamiento de despropósitos, que nos están conduciendo a
un escenario mucho peor de lo que nos podemos imaginar.
He dejado para el final el tema de los rebrotes. Ya estamos viendo
que el virus no se ha parado, sólo se tomó un descanso hasta que nos volvimos a
confiar. Y dudo mucho que pare, mientras sigamos como hasta ahora.
Sin embargo, no quiero ponerme negativista, no me gusta nada,
porque va contra mi naturaleza optimista. Por eso, sigo rompiendo una lanza en
favor de la gente. Aunque hay muchas personas que pretenden pasar por encima de todo
sin seguir las normas, también somos muchos los que estamos tratando de
cuidarnos y cuidar a los nuestros lo máximo posible.
Así que sí, siento que de esta saldremos.
Reforzados y renovados.
¡MUCHO ÁNIMO A TODOS!
¡FELIZ SEMANA!
¿Y tú,
qué opinas de todo esto? ¿Cuál ha sido tu experiencia durante estos últimos
meses?
Puedes
contarlo en los comentarios. Estaremos encantados de conocer tu opinión.
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